En 1989, Andrés Calviño llegó a la isla desde una aldea muy pequeña de Galicia, su tierra natal. Años atrás estuvo trabajado en varios lugares de Galicia y Canarias como cocinero, y vino a la isla de Menorca para continuar ejerciendo su profesión. Desde ese momento se enamoró de la tierra, de su gente y de la gastronomía menorquina. Después de pasar por algunos restaurantes, dio el gran paso de abrir un pequeño restaurante en el centro de la isla, con el objetivo de hacer lo que más le gusta: hacer pasar a la gente buen rato mientras degustan platos tradicionales.​

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La propuesta gastronómica de su restaurante se centra en platos para compartir, ofreciendo una variedad de sabores y texturas que representan la rica herencia culinaria de Menorca i de Galicia. La carta incluye una selección de tapas elaboradas con productos frescos y locales, basadas en recetas tradicionales para que el comensal regrese a la casa de la abuela saboreando los diferentes platos. Así mismo, Andrés pone especial énfasis en la calidad de los ingredientes y en el ambiente que se respira en el restaurante, creando una experiencia gastronómica única para que sus comensales se sientan como en casa.